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las chicas del metro

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Las chicas del metro 

RELATO LUTXANA ART* JUDITH DÍAZ GARCÉS

 

Esta es una historia real.

 

Un tuerca en el suelo, la armadura de mariposas, el rey jaguar,  el camión del ladrón de manzanas al final de mi calle, me persigue, flores lilas salvajes, cerca del mar. Suena “La Bamba”. ¿Qué se canta en los karaokes del resto del mundo?

Un periódico tirado en las escaleras del metro descubre este sudoku sin hacer, como en mi viejo sueño reiterativo, al final de las ramblas

Miras de cerca, no ves bien, la intensidad nubla la vista, dicen; tú y tus circunstancias. 

Rutinas cotidianas: desayunar en calma mientras suenan sones cálidos y la vuelta a casa después del trabajo dibujando trazos sin pensar.

Subo siempre a pie las escaleras, mi culo lo agradece.

Ellas miran sus pantallas, sociedad líquida, leen, escuchan música (con auriculares es más difícil sonreír). 

Se desplaza reptando, con serpenteo lateral, de acordeón y escotado, balanceándose al ritmo de la flauta Tumarit, tallada en calabaza, en algún viejo taller de Marrakech; consigo que salga de la cesta de mimbre, es la única forma que le seduce para que empiece a moverse danzando como hipnotizada.

El mundo está lleno de gente solitaria con miedo a dar el primer paso. Nos une la materia oscura.

Recuerdo el día que nos conocimos, nos paramos frente al mural de flores de la pintora japonesa en la estación de Universitat, antes de separarnos hacia nunca jamás. 

La observada y la observadora, dialogan y se determinan. Componen un nuevo sistema y danzan.Todavía ahí todo es posible, y varias cosas a la vez, andando varios caminos distintos con el mismo andar, en el caos múltiple, considerando siempre las ilusiones entre las que nos movemos. Vemos sombras, en las paredes, en sueños. Creamos, creemos, metáforas infinitas, universos holográficos subyacentes, y podremos volver siempre a ese momento en espiral donde conectamos  simultáneamente, libres, vehementes. Y emplear nuestros asombros y rarezas, nuestras raíces, a lugares sin tiempo ni edad, amores kármicos, la ola Tsunami mutante desiderativa.

Hoy pásate de parada, susurra elegantemente, como melodía que repites mil millones de veces, silencio, inspira, un bosque lleno de sorpresas, junglas urbanas, maratones diarias, espiral ilógica, la línea azul, plomo, óxido, éxtasis creativo, volver a las zapatillas de bailarina de ballet, rosas y sedosas, suavidad. ¿Tú tocas?. ¿Nos inventamos una ciudad nueva dentro de la misma ciudad?.

Las chicas de Barcelona suelen ir en metro, meditan mientras andan por los pasillos, haciendo y deshaciendo sus caminos, solucionan mil problemas cada día. Las chicas del metro prefieren ir a comer solas que con sus compañeros/as de clase y/o trabajo, te miran a los ojos, se han forjado con la gran maestra, la soledad. Independendientes, no necesitan, no piden, no esperan, no aman en balde; controlan los horarios de los autobuses, del metro, las ofertas de los supermercados y las tiendas de moda. 

La mayoría de personas que vamos en metro somos mujeres.

En el andén me siento después de más de 12 horas fuera de casa. Estoy rodeada de mujeres. 

Aquí somos mayoría, aquí no hay techo de cristal, nos juntamos todas y somos más iguales. Con velo, cresta, melena, coleta, trenzas y/o en tránsito. 

Ya en el vagón me fijo en mis compañeras de viaje, las mujeres pasajeras, una hippie viaja sonriente mientras acaricia a su perrita, una intelectual lee el periódico, a su derecha una ejecutiva juega al Candy Crush, enfrente una joven borra fotos compulsivamente del móvil, lleva dos paraguas. 

Cada una de ellas seremos nosotras algún día.

las chicas del metro

La chica de Sant Martí

 

Todo empezó una noche de sábado, o quizás años antes, en un chat de messenger, alguien me preguntó algo, alguien desconocida, que me encontró por mi “space”, mi espacio estilo actual Facebook, de mi cuenta de Hotmail.

Ella me decía que vivía cerca de mi piso de alquiler en una zona céntrica de la ciudad, que tenía un piano, no lo recuerdo bien, vivíamos las dos cerca de la estación de metro de Tetuán, la línea lila, la de las mujeres libres y bellas.

Yo acababa de recuperar mi independencia personal tras una relación con la que fue mi primera novia oficial. La cosa no acabó muy bien, se la llevaron maniatada los del 112 una mañana de domingo. Era 2002. Volví a casa en el metro devastada al abrir los ojos y darme cuenta que había estado en una relación tóxica.

En concreto aquella chica, la de Tetuán, me resultó muy joven recuerdo y entonces no le hice mucho caso.

 

La chica de Joanic

 

En esos días tenía amistad con la ex compañera de la heladería donde trabajábamos de camareras.

Quedábamos por Joanic y los bares de Grácia, ya que ella vivía por ahí.

Nos medio enamoramos, pero no hubo nada más que miradas y palabras bonitas escritas en emails taciturnos cuando ella estaba en Edimburg aquel verano, donde me decía que fuera a verla, y yo no entendía nada, supongo que allí habría sido más libre de hacer y deshacer. Volvió y fuimos de fiesta al Arena con las demás compañeras de la heladería y me acerqué a sus labios y me frenó y no dijo nada, solo me miraba fijamente con esos ojos gigantes de miel embadurnados de pecas. 

 

La chica de Passeig de Gràcia

 

Me fui al lavabo y me crucé con la chica que luego me haría engancharme a las canciones de Manolo García y me lié con ella. Nos liamos. “Enjoy” decía su camiseta, luego esa palabra la pinté en muchos cuadros e ilustraciones, como si me persiguiera.

Quizás era de la misma edad de la chica del Messenger, pero en persona es distinto, la diferencia de edad no se nota tanto. Siempre me he visto muy mayor respecto al resto de personas de mi generación, y yo tenía 23 y veía pequeñas a las de 21, ahora me sucede igual con 39 veo a las veinteañeras como parvularias. Igualmente siempre me he llevado mejor con personas más jóvenes en general, quizás me conecta la vitalidad y las ganas de hacer cosas de suelen tener.

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La chica de Plaça Catalunya

 

Había otra chica de la heladería con la que sí nos besábamos de vez en cuando, pasaba como cuando llegan las tormentas en Barcelona, de golpe, cuando menos lo esperas. Se giraba y me besaba como si no hubiera un mañana. Luego se marchaba y tampoco decía nada. Silencios infinitos.

Esta era una de las canciones del momento:

https://www.youtube.com/watch?v=hptUE57xH74

En aquella época el metro no habría toda la noche del sábado y eso hacía que las discos estuvieran abiertas hasta al amanecer, como en la peli de Tarantino.

 

La chica de Drassanes 

 

Después de fin de año, cuando toda esa gente desaparecía, encontré una chica norteña de Cantabria por las noches de las Barcelonas.

Una tarde quedamos en el metro de Drassanes en “las golondrinas”, ya que era capitana de barco y trabajaba por ahí.

Fue una relación de pareja bastante completa, enseguida se vino a vivir a mi piso, tardó tres meses, la atracción física era poderosa, hasta recuerdo alguna noche hacer el amor en un banco en medio de la Diagonal, porque estaba cerrado el metro, hasta las 6 de la mañana, y que pasaran los coches y nos pitaran. 

Luego finalmente tras dos años o así nos dejamos de “amar” y pasamos a un “querer” a medias, que parecía un sorbo de cerveza caliente una noche de verano de calor de plástico. Pensamos en evolucionar a una relación abierta, de hecho nos gustaba una misma chica, pero en vez de ser un juego divertido pasó a ser una competición aburrida. 

 

La chica de Jaume I

 

Entró una chica nueva en el trabajo, una central de atención al cliente, una gallega que un sábado noche solo pensaba en comer pulpo. Era fotógrafa pero nunca vi una foto suya. Teníamos enganche mental y verbal, pero nunca llegamos a nada, una noche quedamos para hacer fotos y no vino. Igual aquella semana la norteña me cantó las cuarenta y me dijo que decidiera entre ella o la otra. Y decidí por la norteña. Aunque eran las dos norteñas.

Luego llegó la época del frío de Febrero y decidimos dejarlo.

Esas semanas empecé a salir un poco más y conocí una noche pidiendo una Voll Damm en el Aire, un bar de chicas. Le caí bien por el hecho de pedir Voll Damm y no otra cerveza, había variedad, Estrella, Heinneken, Coronita, Desperados, etc.

Salíamos juntas como amigas y estaba bien porque ella me presentaba a sus conocidas y yo a las mías.

 

La chica de Paral.lel

 

Estuve unos tres meses con una médica, en prácticas, la relación y ella con bastante sexo salvaje, tras ver exposiciones de arte. “Mucho enganche” que se dice. Realmente era un poco pija para mi, un poco snob, a mi me gustan más hippies, más sencillas. 

 

La chica de Glòries

 

Una mágica noche conocí en la discoteca de turno, bajo el arco del amor, a una jovencita muy femenina y muy morena, a la que besé tras estirar de la corbata que llevaba. Besos y más besos, durante otros casi tres meses, pero con muy pocas palabras, sexo sensible y delicado, me hacía llamadas “perdidas” para hacerme saber que pensaba en mi. 

 

Seguí conociendo gente por las redes, una chica de Madrid, que supuso mis primeros 7 orgasmos seguidos. 

 

La chica de Plaça Espanya

 

Llegó el invierno y una chica me habló por un foro web y quedamos en una discoteca nueva para lesbianas. Siempre he tenido el pensamiento de que al traspasar la barrera espacial de Plaza España cambia mi situación emocional, y así fue. Conocí a la chica especial, tanto como las otras, con bastante buena conexión espiritual y química, después de unas cuantas citas y revolcones dijo que no quería nada fijo. Era carnaval. Fuimos amantes esporádicas durante casi tres años. Tú a Londres y yo a Cadaqués, sucedió de todo, incluso se creó Fotolog, Facebook, Youtube, etc. Después de esos años turbulentos pero muy sexuales y apasionados, llegó el adiós, ella encontró su media naranja por Facebook, y yo me hice naranja completa. Eso era el agosto de 2008, la noche del 8, del 8, el 8, la que dormí en la playa de Colliure, a los pies de su torre. Luego al final del verano me pidió ser su amante, pero denegué la oferta.

 

La chica de Tetuán 

 

El enero anterior estábamos que no estábamos, pero ninguna se iba con otra ni nada, pero una tarde le dije que la dejaba yo, en un viejo bar de las afueras de mi viejo pueblo, precioso, dedicado a las brujas.

Esa noche era sábado y me sentía libre, feliz, salí al Aire con mi amiga de la Voll Damm y bailamos las canciones de moda, entre ellas recuerdo encarecidamente la de “Los amantes” reversionada por Ana Torroja, de Mecano; habíamos ido al concierto de hacía unos días en Barcelona, y la bailábamos con muchas ganas. De repente apareciste, me dijiste: “hola” y me diste dos besos y me sonreíste, y me dijiste: “soy yo, la chica del Messenguer, tu vecina”. En ese momento no tenía ni idea de quién eras, se paró todo de alguna manera extraña, nos despedimos y nos fuimos a la calle con mi amiga, y me dijo: “cómo mola tu vecina”.

Los amantes: https://www.youtube.com/watch?v=EhF0gpSJBkw

(Quizás por eso me recuerdas a Ana Torroja y a esa canción, porque aunque llevabas el pelo corto no te pareces).

No sabía a qué vecina se refería, no me acordaba, pero luego al rato reaccioné y me acordé. Habían pasado casi seis años desde que hablábamos por el messenger, la chica de Tetuán

 

Luego por la calle íbamos cantando y nos encontramos con una tuna, y un grupo de chicas, entre ellas había una chica que también me saludó porque me conocía del Messenger pero que tampoco en ese momento recordaba. Su hermana se casaba e iban de despedida de soltera, y yo cogí a la novia y le di un beso, y ella me siguió durante más de 5 minutos.

Nadie dijo nada, solo risas.

Al día siguiente vino la excéntrica amante con tintes cariñosos o ganas de sexo, yo me dejé seducir y ya. La nueva novia de mi segunda ex me decía que tenía que buscarme a una chica más potente, más auténtica, y la de la Voll Damm que tendría a la chica que quisiera de verdad.

Por aquel entonces hice un festival de artes y música con unas amigas que resultó ser todo un éxito gracias a todo el trabajo hecho en las redes sociales, que por aquel entonces empezaban a ser la vía de comunicación estrella, y sobretodo triunfó también porque fue en viernes, y entonces los sábados el metro ya funcionaba toda la noche, pero los viernes no, así que la gente se quedó hasta las 5 para pillar el primer metro.

Todo esto hasta ese verano, cuando fuimos a Formentera, ella había conocido a una por el Facebook, y finalmente dejamos lo que nunca había existido.

 

La chica de Selva de mar

 

Un día vi un mensaje en un foro de una chica que me invitaba a quedar una noche cerca del mar, justo el 9 de septiembre 2009, a las 9 p.m.  en la estación de Selva de mar, cerca de mi casa. Fuimos hasta el mar con el atardecer, luego hicimos el ángel en la arena de la playa.

Videoclip y canción de aquellas sensaciones:

https://www.youtube.com/watch?v=tZapJzlivGY

Fue muy romántico, me escribía mensajes en forma de videos muy creativos, cada semana me hacía uno muy especial, y durante todo el tiempo estuvo haciendo un Fotolog en el que ponía al final 999. Duró 9 meses.

Llegó de nuevo el verano y la verdad que tenía ganas de estar tranquila, de relajarme, quería dejar de querer entender nada de nadie y entenderme un poco más a mi misma.

 

La chica del Guinardó 

 

Una tarde calurosa de verano, eran las fiestas de Figueres, volviendo de quedar por última vez con la de los mensajitos románticos, fui a la playa con una amiga con la que había tenido un rollo raro porque a mi no me gustaba pero siempre acababa en su cama. Ese día fue distinto. había mucha gente en la playa, ya que era uno de esos domingos que se reunían las chicas en la Mar Bella. Vino una chica jovencita, guapa, divertida, y se sentó a mi lado, y me dijo que le diera un beso. Yo le dije que no, que no la conocía de nada. Y me dijo que qué más daba, insistió pero yo no tenía ganas de nada. Un mes después fui con ese grupo a la fiesta Lesbianparty en Sitges, fuimos en metro y luego en tren, allí su hermana se quería liar conmigo, y ella también, pero al final no me lié con ninguna, porque me dió mal rollo el follón familiar.

Un mes después me invitaron al cumpleaños de la que me liaba y no me gustaba y estaban todas en una casa, fuimos al Arena de fiesta y luego a la Rosa, ahí la hermana me bailaba de una manera bastante felina y caliente, imagina, ya que es bailarina de flamenco, y vino la joven me giró la cara y me besó. Se lió parda ya que la hermana se cabreó y la amiga con que me había liado alguna vez se rayaron, yo me fuí corriendo a la estación de metro Gracia, mi antigua ciudad de la infancia, a realizar un paseo relajante.

Acabó el verano y la jovencita me llamó para quedar una tarde fría de domingo y nos liamos.

La canción de aquel momento era esta:

https://www.youtube.com/watch?v=LfQrm1S4K-I

Pasamos tres años juntas geniales, por conocernos, que al final acabó en una muy buena amistad de verdad. 

 

La chica de Urquinaona

 

Una semana después quedé con una antigua amiga que había conocido hacía años también en la playa y surgió la pasión tras una parálisis permanente de mi cuerpo en una barra de bar de verano, me abalancé en sus labios y junto a los suyos, los cuatro no dejaron de rodar en muchas horas.

Un verano rápido e intenso,  muy apasionado, dió lugar a una situación muy rara en Septiembre, en la que me sentía muy lejos de ella, no me gustaban algunas cosas, y decidimos dejarlo. 

 

La chica de Canaletas 

 

Pasó un mes y vi un mensaje viejo en un foro web desde una cuenta con una foto de la montaña mágica, que me proponía quedar un día para tomar algo, fuimos al bar Pastís, y surgió el hechizo. Quedamos al día siguiente en la font de Canaletas de la Rambla y nos besamos de forma espectacular en medio de la gente pasando y pasando. Me recordaba a la película Caótica Ana.

Esta era la canción que luego pinché una noche de viernes en el Aire y en el bar Aurora:

https://www.youtube.com/watch?v=Xn1jpmGt25s

 

Estuvimos unos meses juntas junto a Edith Piaf, románticamente y de forma liberada, era una okupa o algo así, bióloga, estudiosa de las abejas, vino una tarde y me dijo que se marchaba a Alemania a hacer prácticas de la carrera.

 

Era 2013, era septiembre, y entró un mensaje era la vecina, la chica de Tetuán, la que no había vuelto a ver más, y quedamos para tomar algo. Era guapa, interesante, pero la veía joven para mi, para variar, hablándome que trabajaba en una Ong, yo me había especializado en la carrera de Publicidad en el tercer sector, conectamos. Eran las fiestas de la Mercè, un 23 de Septiembre, una noche justo que hacía 34 años mi madre decía que me habían hecho con mi padre.

 

Antes de quedar había estado cenando con la loca “amante” que era pero no mi ex en un japonés, donde separé los palillos y les pregunté: ¿la chica con la que voy a quedar ahora es el amor de mi vida?, y se separaron perfectamente, lo cual simboliza que “Sí”.

 

Fue genial, me empezó a gustar, lo que decía, cómo lo decía, surgió una sensación ideal de estar siempre así, las dos. Nos despedimos y ya. Al día siguiente le dije de quedar y me dijo que no.

Pasaron los días y una noche eterna.

Hacía fotos, escribía, escuchaba música, dibujaba y soñaba con besarla, pedía deseos a la montaña, cantaba y me calentaba el corazón para sobrevivir en el frío, una noche me invitó a tomar cervezas en su casa y cuando llegué sonaba “The Police” y temas que últimamente escuchaba bastante por Spotify y que ella había rastreado. Luego llegó más gente y nada más.

Fuimos a un restaurante Tibetano genial del Clot y surgió la chispa,y nos besamos y me hizo irme.

Ese fin de semana tenía que irse a bailar y me pasó la canción “Con las ganas”

https://www.youtube.com/watch?v=w1jBr8dtsus

Luego le dije de quedar más tarde pero no quiso.

Subimos al búnker. Hice las performances,luego nos encontramos en las paredes del Raval.

Se hizo el silencio.

 

La chica de Sant Roc

 

Allá por junio una chica me envió una invitación para un grupo de Whatsapp y me uní. El 7 de junio hice mi última performance a la que invité a la chica de Tetuán y no vino. Las chicas del grupo de W quedaron para tomar algo y vinieron como unas 10, fuimos al bar 69, me gustó la chica que me había contactado, la de los ojos de dragón.

Después del encuentro multitudinario fuimos juntas a su casa y nos besamos, al otro lado del río. Pero nada más.

 

Así pasó el tiempo y un día la chicha de Tetuán me dijo de quedar y fuimos a crear un nuevo tipo de gin tonic al Café del Raval, desde la parada de Sant Antoni,  volvió a surgir la magia, pero te fuiste porque tenías que hacer nosequé.

Yo pinchaba en discotecas mientras hablaba contigo por el chat, escuchaba violines y a Vivaldi compulsivamente incluso por la noche a altas horas de la madrugada, y pasaron los días, y una noche apareciste en mi ordenador desde Perú y hablamos como si estuvieras aquí y nunca nada nos hubiera separado.Supongo que en la distancia es más fácil echar de menos a alguien y valorarla.

Volviste y el 3 de enero de 2015 quedamos y te llevé a un sitio mágico que conocí por casualidad, el Tinta Roja, cerca del metro de Poble Sec, vimos un concierto de música Kurda y el humo salía junto a mi deseo de ti, pero no me besaste. Me regalaste un corazón de chocolate puro de Perú, y yo me lo comí.

Fuimos a comer un día al etiopí, un domingo al mediodía, a Gracia, por Joanic, te fuiste rápido.

Seeguí y me obcequé con la de los ojos que me tenía atada no se porqué, y se vino a vivir a mi casa.

La última vez que he ido al cine  fue una noche de sábado de junio a ver Mad Max al Verdi de Gracia contigo, en la estación de Joanic nuestros destinos se volvieron a separar.

 

Ese verano quedamos una noche en el metro de Poble Nou para tomar birras por la playa, surgió la chispa, pero me fuí. Otra noche vimos las estrellas en un telescopio y miramos la luna entre nubes. La última noche en tu sofá, sudando, la película Gravitity, tan lejos tan cerca.

 

La chica de Liceu

 

Una noche de sábado sola en mi cama revisaba una App de ligoteo de chicas y apareció una chica dibujante que me contestó, conectamos por el arte, la música gótica, quedamos en la parada de metro de Liceu el día 12 de octubre, y vi a través de sus ojos un túnel de tiempo en el que me he quedado atrapada 3 años, hasta hace 1 año.

 

Después de haberme besado con la chica del Liceu me invitaste un día a un cumpleaños de un amigo tuyo, me sentía como tu amiga, y al irnos en el metro me besaste, nos besamos una hora infinita en el a, y nos fuimos.  No dijiste nada más.

 

Yo había conocido a una chica nueva por la App del Wuapa y nos habíamos liado, y me gustaba, quería conocerla. Y empezamos a salir, hemos tenido una relación buena hasta que desapareció el deseo sexual. Y muchas veces pensaba en ti, recordaba los besos del metro, y entendía que todo aquello que hacías para evitar concluír era para conocerme. El 17 de agosto del año pasado a las 18h o así yo estaba haciendo la siesta en el sofá de mi abuela en la casa del pueblo, y me llegó un mensaje tuyo de si estaba bien. Había sucedido el atentado de las ramblas, y entonces entendí que te importaba de verdad.

 

Se acabó el verano y estaba centrada en mantener el trabajo sometida a estrés, me refugié en la música, y dejé pasar el tiempo con la chica del Wuapa, dejé pasar los días, hasta que escuché las canciones que me enviabas aquel fin de semana que no estabas después de besarnos por primera vez.

 

Volviste a mi como una ola mental, veía tus mensajes en redes, que estabas cerca, era noviembre, y se lo comenté a mi amiga Cris, eh está de vuelta. Pasó el fin de año como si todo fuera bien, pero ya no había relación con la Wuapa, no nos entendíamos, aunque nos llevamos bien, somos educadas y tal. 

 

En Febrero dijimos de dejarlo y en semana santa se remató la cosa. 

 

Luego te envié el mensaje por email para quedar contigo. Y tu respuesta fue “M’encantaría”. 

 

Y pasaron los meses y de repente hace 21 días me dijiste por Instagram que querías verme. 

 

Y quedamos el lunes siguiente y fue mágico, y acaricié tu barbilla y te besé, tras notar tu piernas rozando la mía, caliente,  me paraste por un momento y luego me besaste. Besos y besos hasta las 22.30h, besos de Voll Damm. Y me cogiste de la mano, y me empujaste contra la pared, y me besaste, y abrazabas, y me preguntabas porqué sonreía, y te dije que era feliz. Y sonreías más, y me cogiste de la mano, fuerte, apretabas con tus nudillos, hablamos de cosas, de que no he vuelto a ir al cine desde que fui contigo aquella noche a ver Mad Max. Fuimos al metro de Joanic y nos besamos en la pared y al final te fuiste.

 

Yo esperé 6 minutos a mi metro, y luego 20 días para que me digas que sí a quedar.

Llevo unas semanas de intensidad emocional bastante fuerte, me siento fuerte y débil, buena y mala para ti, me siento cerca y a veces lejos, pero me siento segura de que estamos conectadas de alguna manera, de que estás por mí, de forma libre, lo creo y lo siento, y tu lo crees y lo sientes, y lo sabemos, no hace falta decirlo en palabras.

Llegar hasta aquí ha sido un camino de rosas y espinas, pero las flores deciden cuántas espinas tienen. A lo mejor yo también he puesto algunas espinas, pero ha sido sin querer, porque no me daba cuenta de las cosas. 

 

Sabes que quizás me obsesiono, y quizás tu también lo haces, lo siento de alguna manera, y quieres mantener el control, las distancias, sin hacer de espina de nuevo, pero a veces lo parece. 

 

No quiero escuchar canciones tristes de amores colgados, quiero sentirme libre contigo, pero me cuesta, por las heridas del pasado, y quiero aprender a amar de forma libre y pero dando seguridad, ya que denoto también tus celos a veces.

 

Estudiar astrología me salva de la ignorancia pero a la vez me da una información vacía, que ya se sin preguntar, simplemente cerrando los ojos y sintiéndote, a 6 km de distancia.

 

Podría escribir 300 poemas en un año explicando cada detalle de mariposas y perfume de flores, me vendo a las hadas para que me ayuden, para ser pura, para no andar con las mismas formas malversadas, para sentir puramente, me aíslo, podría llamar a gente, podría entretenerme con mil cosas, y me centro, me adentro en mi, se que saldrá bien, lo se desde siempre, como una luz que me guía, pero quiero ser sensata, no quiero vender mi alma al diablo, ni perder la cordura.

 

Quiero fluir y sentirte, vivir de nuevo como si nada, pero si sí, pero juegas un poco conmigo, sabes que estoy ahí pendiente, parece que quieras que esté, porque sino me darías viento fresco. Quiero confiar, dejarme llevar, pero estar, sin prisa, ni tanta prosa. Vivir en la calma en cualquier caso.

@lutxana

 

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